VICTOR EL ESPOSO
Tome
la decisión de que de alguna manera debíamos reactivar la pasión en nuestro
matrimonio, así que decidí que debíamos volver a tomar la costumbre de salir de
marcha los fines de semana y empezar a dejar de ser tan caseros.
Le
regalé un vestido un tanto atrevido, mi mujer todavía tiene cuerpo para poder
lucirlo, así que porque no presumir de mujer hermosa y deseable a mi lado. Así que aquel sábado le regale el vestido y
al mismo tiempo una invitación a pasar un sábado fuera de casa.
Cuando
la vi con el vestido, acostumbrado a verla de maruja por casa, noté que algo ya
empezaba a cambiar en mi las sensaciones
hacia ella. Era un
vestido blanco, que
le quedaba como un guante, la espalda al descubierto, corto permitiendo lucir
sus hermosas piernas y ajustado de tal manera que resaltaba sus curvas,
especialmente su potente y hermoso culito…o culazo según se mire.
No
tardé mucho en notar las miradas de deseo de los hombres hacia mi mujer.
Primero fuimos a un restaurante a hacer la comida del mediodía. Mientras los
camareros nos servían, yo me fijaba con disimulo para no espantar sus miradas,
como aprovechaban el mejor ángulo posible para mirar por el escote de mi mujer
o mirar los muslos que salían del mantel. Aquello lejos de molestarme me
complació.
Después
de la comida, fuimos a un cine. Allí quiso la casualidad que dos hombres solos
se sentaran al lado de Maica, Cuando llegaron a sus butacas la mirada de grata
admiración que le dedicaron a mi esposa no me pasó desapercibida. Al apagarse la luz, durante la película,
procuraba no perder detalle de las miradas que le dedicaban a mi esposa,
durante toda la sesión le dieron un auténtico “repaso”; con sus miradas al
cuerpo de mi mujer, entre cuchicheos que se decían en el oído. Me imagino que
esos cuchicheos estarían dedicados a mi Sra. con los comentarios típicos que
hacemos los tíos cuando vemos una tía buena. Sus miradas iban desde los muslos
que mi mujer lucía
generosamente debajo de aquel ajustado vestido, a sus pechos, su cara…Maica no se enteraba, o hacía ver que no se enteraba. Pero el deseo que yo notaba en aquellos hombres hacia mi mujer, hacía que alimentara el mío propio, así que me puse un tanto cariñoso con Maica y le dedicaba algunos besos y caricias, para mayor desesperación de los dos voyeurs que tenía a su lado. Tenía la sensación de que en cualquier momento, el hombre que estaba a su lado empezaría a meter mano a mi esposa y esa imagen en mi mente me excitaba sobre manera. Y era evidente que la proximidad física de mi esposa y mis besos y caricias en ella, a aquellos dos extraños también los tenía excitados. Se estaba creando una tensión sexual en aquellas butacas a la que, por suerte o desgracia, puso fin el final de la película.
Después
de la sesión de cine, se me ocurrió que podíamos a ir a bailar a la disco.
Allí, como podéis suponer, mi mujer volvía a ser el centro de miradas
libidinosas mientras bailaba. Decidí
sentarme y dejarla sola en la pista. La verdad es que era una gozada ve aquel
cuerpazo, con aquel vestido tan sexi contorneándose al ritmo de la música…y
pensar que estaba teniendo abandonada en casa a aquel pedazo de hembra a la que
todos los hombres no paraban de follar con la mirada. Como es lógico al poco Maica tenía los
típicos moscones a su alrededor, alguno la cogía de la cintura, ella me miraba
y yo complacía con mi gesto. Está claro que a mi esposa, eso de coquetear se le da muy bien y el
sentirse deseada es algo que no se puede decir que le desagrade.
Si
he de ser sincero, esa noche sentía un deseo hacia mi esposa como hacía tiempo
no sentía. Tenía unas enormes ganas de
hacerle en casa, todo lo que todo aquel montón de hombres durante la tarde,
seguro habrían imaginado que hacían con mi esposa.
MAICA LA ESPOSA
Lo que me temía que iba a pasar, pasó. Cada día el metro lleno para el trabajo
y cada día tanta tentación, tenía que pasar. Hace tiempo que mi marido no me da
en la cama lo que me tiene que dar y yo me considero una mujer todavía con
deseo y ganas de sexo. Llevaban toda la semana aquellos tres hombres, que no sé
si por casualidad o por si tenían estudiado mi horario, coincidiendo a mi lado
en el vagón lleno como sardinas. Sus roces eran cada vez más atrevidos y creo
que de alguna manera ellos notaban mi “necesidad”. El viernes, el último día de
la semana, tuvo que pasar. Ese día ya no frené sus intenciones, he de confesar
que su proximidad y sus tanteos de cada día no me dejaban indiferente, este
viernes no he tenido fuerzas para resistirme a sus acosos y he notado claramente como sus duras
erecciones se restregaban contra mis muslos y glúteos, sus manos me palpaban y
oía como me susurraban sus obscenidades en mi oído. Cuando he llegado a la
oficina, no he podido por menos que encerrarme en el lavabo y desahogarme de la
calentura que me habían provocado.
Suerte que llegó el sábado y mi marido me ha dado una alegría, me ha regalado un bonito vestido, un tanto atrevido de los que a mí me gustaba lucir cuando era más joven, lo que no sabía es que a mi esposo le podía gustar también que su mujer luzca piel de forma un tanto provocativa.
Ha
sido divertido el juego que se han llevado en el cine, yo hacía como que no me
enteraba para no interferir. Pero notaba las miradas de deseo de aquellos dos
tíos a mi lado y como mi marido se complacía con aquellas miradas. Me ha gustado cuando Víctor ha empezado a
besarme y acariciarme, no sé si por su propio deseo o por el morbo de que
aquellos dos tíos nos miraran, en un momento dado tenía la sensación que iba a
aparecer la mano de uno de aquellos extraños sobre mi muslo… ¿Qué hubiera
pasado si eso hubiera ocurrido?, después de lo del viernes en el metro siento
que una ya ha superado alguna barrera o límite.
Después en la disco, tuve la sensación de rejuvenecer recordando antiguas experiencias de coqueteos, acosos e invitaciones de los mirones y admiradores de turno. Yo estaba complacida por poder provocar en los hombres a mis 34 años las mismas reacciones que provocaba cuando era una veinteañera. Lo que me sorprende es que a mi marido no le moleste ver como acosan a su mujer.
Pero
lo mejor de toda la velada, fue cuando llegamos a casa, mi marido me dedicó una
sesión de sexo con la pasión, imaginación y fantasía que no recuerdo haber
experimentado nunca…con él.
Que relato tan cachondo
ResponderEliminarAtt trendemedianoche69@gmail
genial muy bueno ese relato
ResponderEliminar